La tipología de las calderas se clasifica según el tipo de combustible (eléctricas, gasoil, biomasa, gas), por el tipo de evacuación (atmosférica, tiro forzado, estanca) o por su colocación (de pie, murales). Hoy hablamos de las más habituales en nuestros hogares.
Las calderas estancas de gas son aquellas en las que la combustión tiene lugar en una cámara estanca y en las que la salida de humos, para expulsar los gases, se realiza mediante un tiro instalado en el conducto para tal fin.
A su vez, las calderas estancas se clasifican en tres tipos: convencionales (ya en desuso), bajo nox (con bajas emisiones de óxidos de nitrógeno) y de condensación, las más habituales para el hogar (de mayor eficiencia y las que subvencionan las distintas Comunidades Autónomas para fomentar su implantación).
Ventajas de las calderas estancas de condensación
- Mayor rendimiento: el rendimiento estimado de estas calderas es superior al 100%, mientras que el de las tradicionales está entre un 70 y 90%.
- Ahorro: de un 30% en la factura de la luz y el gas. Para mantener la temperatura en casa hay que consumir menos gas, ya que con la condensación recuperamos el calor perdido.
- Menor emisión de CO2: gracias a su sistema de combustión, el bajo consumo de combustible y su alto rendimiento, estas calderas reducen las emisiones de CO2. Por tanto, reducen el impacto medio ambiental.
- Más silenciosas: su funcionamiento apenas produce ruido. Así, ganamos en confort y reducimos la contaminación acústica.
- Mantenimiento más sencillo: con lo que ahorramos tiempo y dinero.
- Compatibles con cualquier tipo de instalación: radiadores, suelo radiante, etc.
Cualquier tipo de caldera debe ser instalada por técnicos cualificados. Contacta con nosotros» y te informamos sin compromiso. Recuerda que instalamos, reparamos y mantenemos calderas de todas las marcas del mercado.